viernes, 5 de mayo de 2017

Anatomía del oido medio

El oído medio, también llamado caja del tímpano, es una cavidad excavada en el hueso temporal, situada entre el  CAE  y el oído interno.
Contiene la cadena de huesecillos.
Se comunica adelante, con la faringe, por medio de la trompa de Eustaquio; atrás, con las cavidades mastoideas, a través del conducto timpanomastoideo.


El oído medio está revestido por un epitelio cuboide, íntimamente adherido al periostio (por lo que se denomina mucoperiostío), el cual empieza a ser de tipo respiratorio en la porción cartilaginosa de la trompa de Eustaquio, es decir, pseudoestratificado cilíndrico ciliado. La caja del tímpano tiene forma de lente bicóncavo. Su eje anteroposterior mide 15 mm, su altura es de 15 mm, y tiene una profundidad variable de acuerdo con el sitio desde donde se mida.
La caja del oído medio puede ser dividida en tres porciones
  1. Epitímpano: es la más alta, y se encuentra en un plano por arriba del borde superior de la membrana timpánica
  2. Mesotímpano: constituye la porción media y se correlaciona con la altura de la membrana;
  3. Hipotímpano: la tercera porción, por debajo del borde inferior del tímpano.
El epitímpano contiene la mayor parte del yunque y el martillo, y en sus paredes las siguientes estructuras:
  • Tegmen timpani (pared superior) corresponde a su pared superior.
  • Scutum (tímpano) a su pared lateral o externa.
En la pared medial se encuentran las prominencias del canal semicircular externo y del nervio facial.

En la pared posterior, el ático se estrecha formando el conducto timpanomastoideo.

El hipotímpano es un espacio poco profundo en el que se localizan celdillas aéreas.
El mesotímpano está limitado medialmente por la cápsula ótica, y su límite superior corresponde a la porción timpánica del nervio facial, encontrándose, en esta pared medial, estructuras tan importantes como el promontorio, las ventanas oval y redonda y el seno timpánico.
La pared lateral corresponde a la membrana timpánica, y la anterior al orificio timpánico de la trompa de Eustaquio y al semicanal del músculo del martillo o tensor del tímpano.


La membrana timpánica tiene forma redondeada, su diámetro vertical predomina sobre el horizontal, tiene un espesor de 0.1 mm y un ángulo de 40º a 45º. Se inserta en el sulcus timpánico del hueso timpanal, y allí se fija por un rodete de tejido conjuntivo denominado rodete anular. Este rodete, incompleto en su porción anterosuperior, tiene una extensión aproximada de 5 mm, limitada por los ligamentos timpanomaleolares anterior y posterior.
La porción de membrana timpánica que se halla entre los ligamentos timpanomaleolares y la pared superior del  CAE recibe el nombre de pars flaccida, tiene forma triangular y su vértice se dirige hacia abajo. La membrana timpánica restante recibe el nombre de pars tensa.
La membrana timpánica está compuesta por tres capas: una externa que es la continuación del epitelio del CAE, una  media fibrosa  (con fibras externas radiadas e internas circulares), y una interna  o mucosa, con epitelio cuboidal.


Al realizar la otoscopia, la membrana timpánica normalmente presenta un color aperlado y semitransparente. Se pueden ubicar en ella cuatro cuadrantes, cuyo centro es el  ombligo. Siguiendo el eje del mango del martillo, se determinan dos porciones, anterior y posterior, y si se traza una horizontal a través del ombligo y perpendicular al eje del martillo, se definen las otras dos, superior e inferior.
Los cuadrantes y las estructuras visibles en cada cuadrante, cuando se realiza la otoscopia, son:
  • ANTEROSUPERIOR, en el cual se visualiza la trompa de Eustaquio.
  • ANTEROINFERIOR, que deja ver el cono luminoso.
  • POSTEROSUPERIOR, que permite observar la cadena osicular y la ventana oval.
  • POSTEROINFERIOR, la ventana redonda.
La cadena osicular se extiende desde la membrana timpánica hasta la ventana oval, y transmite al líquido laberíntico las vibraciones ocasionadas por las ondas sonoras sobre la membrana timpánica.
Los huesecillos se hallan unidos entre sí por articulaciones, y están suspendidos a las paredes de la caja timpánica por medio de ligamentos. Son:
  • El MARTILLO,  es el huesecillo más largo, mide aproximadamente 7 mm y pesa aproximadamente entre 22 y 23 mg.
  • YUNQUE, que está situado en la zona posterior y medial al martillo y tiene un peso promedio de 25 mg.
  • ESTRIBO, situado medial al yunque, cuya platina presenta la misma configuración de la ventana oval y mide en promedio 1.41 mm x 2.99 mm, siendo su espesor de 0.1 mm.
El músculo del martillo está inervado por una rama del nervio maxilar inferior o mandibular (rama del V par), y su acción es la de incrementar la tensión de la membrana timpánica.
El musculo del estribo está inervado por el facial o VII par craneano, y dirige el estribo hacia arriba fijando la cadena osicular.

La trompa de Eustaquio es un conducto que comunica la pared anterior del oído medio con la pared lateral de la rinofaringe. Tiene la forma de un reloj de arena, y su apertura está asegurada por la acción sinérgica de dos músculos: el tensor del paladar, inervado por la tercera división del trigémino o V par, y el elevador del velo del paladar, inervado por el vago o X par. Existen diferencias entre la trompa de Eustaquio del lactante y la del adulto, y éstas explican la mayor frecuencia de patologías del oído medio en los primeros años de vida. La trompa de Eustaquio del infante es más corta, más recta, más horizontal y relativamente más ancha que la del adulto. Además, su único músculo funcional es el tensor del velo del paladar. En un niño con paladar hendido, y por ende con una pobre función de este músculo, se espera una mayor incidencia de trastornos funcionales de la trompa de Eustaquio y, por consiguiente, del oído medio.

EL oído medio debe lograr que el medio aéreo en el que viajan las ondas sonoras en el exterior, y el medio líquido en el oído interno, sean compatibles acústicamente. El oído medio lleva a cabo su función de adaptación de impedancias por medio de 3 mecanismos diferentes: una ampliación mecánica de la energía sonora, realizada por la membrana timpánica; un efecto de palanca, ejecutado por la cadena osicular, generado por la diferencia de longitud entre el mango del martillo y la apófisis larga del yunque, que en el oído humano es de 1 a 1.3 mm; y por último, una acción hidráulica, debida a la diferencia de tamaño entre la membrana timpánica (con un área vibrante superior de 55 mm2), y la platina del estribo (con un área vibrante de 3.2 mm2). Esto permite que la fuerza de la onda sonora captada se incremente 17 veces. Sumando los tres mecanismos, se habla de un incremento de entre 22 y 23 veces con relación al ciclo normal, lo que hace al oído medio un amplificador muy eficiente. Es importante destacar que la resonancia natural y la eficiencia del conducto auditivo externo y del oído medio tienen su punto máximo entre los 1.000 y los 3.000 Hz, es decir, en el rango del lenguaje humano. Los músculos del oído medio tienen como función amortiguar o disminuir los sonidos excesivamente intensos, impidiendo que éstos alcancen la cóclea. El músculo estapedial inhibe los movimientos de la cadena osicular desde su inserción en el estribo, y a su vez, el tensor timpánico lo hace aumentando la tensión de la membrana timpánica y disminuyendo los movimientos del mango del martillo. Así, cuanto mayor es la intensidad, más fuerte es la contracción de los músculos. Sin embargo, su efecto protector se alcanza hasta los 80 dB para la mayoría de los sonidos y, por otro lado, la contracción refleja de los músculos se produce después de un corto período de tiempo (35–150 mseg). La membrana timpánica protege a la ventana redonda del impacto directo de la onda sonora, y es probable que altere la fase de la onda, minimizando aún más cualquier posible efecto anulador ejercido por la onda sonora sobre la ventana redonda. Si en el oído normal la ventana redonda tiene muy poca trascendencia en la adaptación de impedancias, en ausencia de la membrana timpánica puede desempeñar un papel muy importante, por un efecto anulador de la acción de la onda sonora sobre la ventana oval, y porque, en ciertas condiciones, la ventana redonda puede convertirse en la verdadera entrada de la onda sonora al oído. La audición por vía ósea es el resultado de las vibraciones sonoras que llegan a los líquidos del oído interno a través del cráneo. Puede darse por el movimiento en sacudida de todo el cráneo, por traslación, por compresión y expansión intermitente de los huesos del cráneo, o porque las vibraciones del cráneo son transmitidas a la columna aérea del conducto y a la burbuja de aire en la caja timpánica, y por ésta, a la membrana timpánica, la cadena osicular y la ventana oval. Por debajo de los 200 Hz, la conducción ósea hacia la cóclea sucede enteramente por el mecanismo de traslación. De los 800 Hz en adelante, predomina el mecanismo de compresión. En el oído normal la conducción ósea desempeña un papel mínimo en la transmisión de los sonidos al caracol, pero en cambio tiene mucha trascendencia en la audición de la propia voz, porque las vibraciones de la laringe se transmiten a la mandíbula, y de ésta al aire del conducto auditivo externo.

Bibliografía:
Fisiologia-del-Sistema-Auditivo/pdf

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