El oído interno está situado en el espesor del peñasco, compuesto de cavidades conocidas como laberinto oseo. Estas cavidades contienen otras, más pequeñas, de paredes blandas y membranosas por las que corre la endolinfa, denominadas laberinto membranoso. Entre el laberinto óseo y el membranoso se encuentra la perilinfa. El laberinto óseo se compone de lacapsula otica, que comprende el vestíbulo y canales semicirculares, el caracol, el CAE, y los acueductos vestibular y coclear.
El caracol membranoso o conducto coclear se origina en el suelo del vestíbulo, y se comunica con el sáculo por medio del Canalis Reuniens de Hensen. Desde su origen, el conducto coclear describe dos y media vueltas de espiral,para terminar en un extremo cerrado en forma de saco. Su estructura anatómica comprende el ligamento espiral, la cinta surcada, la membrana de reissner, la membrana basilar y la capa epitelial que reviste su superficie interior y, por último, el órgano de corti.
El órgano de Corti, producto de la diferenciación del epitelio de revestimiento del conducto coclear, descansa sobre los 2/3 internos de la membrana basilar. Se compone de los pilares de Corti, células epiteliales, la membrana reticular y de la membrana de Corti o tectoria, que cubre el órgano de Corti. Los pilares de Corti ocupan la parte media del órgano, forman un espacio triangular cuyo vértice mira hacia la rampa vestibular, y su base descansa sobre la zona lisa de la membrana basilar. Continuando por las vueltas de la espira, éstos forman el túnel de Corti. Los pilares internos son más numerosos que los externos, en relación de 4:3, siendo así, aproximadamente, 6.000 internos y 4.400 externos.
El caracol membranoso o conducto coclear se origina en el suelo del vestíbulo, y se comunica con el sáculo por medio del Canalis Reuniens de Hensen. Desde su origen, el conducto coclear describe dos y media vueltas de espiral,para terminar en un extremo cerrado en forma de saco. Su estructura anatómica comprende el ligamento espiral, la cinta surcada, la membrana de reissner, la membrana basilar y la capa epitelial que reviste su superficie interior y, por último, el órgano de corti.
El órgano de Corti, producto de la diferenciación del epitelio de revestimiento del conducto coclear, descansa sobre los 2/3 internos de la membrana basilar. Se compone de los pilares de Corti, células epiteliales, la membrana reticular y de la membrana de Corti o tectoria, que cubre el órgano de Corti. Los pilares de Corti ocupan la parte media del órgano, forman un espacio triangular cuyo vértice mira hacia la rampa vestibular, y su base descansa sobre la zona lisa de la membrana basilar. Continuando por las vueltas de la espira, éstos forman el túnel de Corti. Los pilares internos son más numerosos que los externos, en relación de 4:3, siendo así, aproximadamente, 6.000 internos y 4.400 externos.
La propagación del sonido en la cóclea y las oscilaciones del estribo provocan oscilaciones en el fluido de la escala vestibular (perilinfa).
La membrana de Reissner, la cual separa los fluidos de la escala vestibular y la escala media, es sumamente delgada y, en consecuencia, los líquidos en ambas escalas pueden tratarse como uno solo desde el punto de vista de la dinámica de los fluidos. Así, las oscilaciones en la perilinfa de la escala vestibular se transmiten a la endolinfa y de ésta a la membrana basilar la membrana basilar, a su vez, provoca oscilaciones en el fluido de la escala timpánica. Puesto que tanto los fluidos como las paredes de la cóclea son incompresibles, es preciso compensar el desplazamiento de los fluidos; esto se lleva a cabo en la membrana de la ventana redonda, la cual permite "cerrar el circuito hidráulico
La propagación de las oscilaciones del fluido en la escala vestibular a la timpánica no sólo se lleva a cabo a través de la membrana basilar; para sonidos de muy baja frecuencia, las vibraciones se transmiten a través de la abertura situada en el vértice de la cóclea (helicotrema).
En conclusión, el sonido propagado a través del oído externo y medio llega hasta la cóclea, donde las oscilaciones en los fluidos hacen vibrar a la membrana basilar y a todas las estructuras que ésta soporta.
La membrana basilar es una estructura cuyo espesor y rigidez no es constante: cerca de la ventana oval, la membrana es gruesa y rígida, pero a medida que se acerca hacia el vértice de la cóclea se vuelve más delgada y flexible. La rigidez decae casi exponencialmente con la distancia a la ventana oval; esta variación de la rigidez en función de la posición afecta la velocidad de propagación de las ondas sonoras a lo largo de ella y es responsable en gran medida de un fenómeno muy importante: la selectividad en frecuencia del oído interno.
Las ondas de presión generadas en la perilinfa a través de la ventana oval tienden a desplazarse a lo largo de la escala vestibular. Debido a que el fluido es incompresible la membrana basilar se deforma, y la ubicación y amplitud de dicha deformación varía en el tiempo a medida que la onda de presión avanza a lo largo de la cóclea. Para comprender el modo de propagación de las ondas de presión, supóngase que se excita el sistema auditivo con una señal sinusoidal de una frecuencia dada: La membrana basilar vibrará sinusoidalmente, pero la amplitud de la vibración irá en aumento a medida que se aleja de la ventana oval (debido a la variación en la velocidad de propagación), hasta llegar a un punto en el cual la deformación de la membrana basilar sea máxima; en ese punto de "resonancia", la membrana basilar es acústicamente "transparente" (es decir, se comporta como si tuviera un orificio), de modo que la amplitud de la vibración y, por ende, la transmisión de la energía de la onda al fluido de la escala timpánica es máxima en dicho punto. A partir de esa región, la onda no puede propagarse eficientemente, de modo que la amplitud de la vibración se atenúa muy rápidamente a medida que se acerca al helicotrema. En la se observa la onda en la membrana basilar en un instante de tiempo interacción entre células ciliares internas y externas.
Como se dijo en la sección en las fibras aferentes están conectadas mayormente con las células ciliares internas, por lo que es posible concluir con certeza que éstas son los verdaderos "sensores" del oído. Por el contrario, el papel de las células ciliares externas (más numerosas que las internas) era objeto de especulaciones hasta hace pocos años.
Recientemente se ha comprobado que dichas células no operan como receptores, sino como "músculos", es decir, como elementos móviles que pueden modificar las oscilaciones en la membrana basilar. La actuación de las células ciliares externas parece ser la siguiente : para niveles de señal elevados, el movimiento del fluido que rodea los cilios de las células internas es suficiente para doblarlos, y las células externas se saturan. Sin embargo, cuando los niveles de señal son bajos, los desplazamientos de los cilios de las células internas son muy pequeños para activarlas; en este caso, las células externas se "alargan", aumentando la magnitud de la oscilación hasta que se saturan. Este es un proceso no lineal de realimentación positiva de la energía mecánica, de modo que las células ciliares externas actúan como un control automático de ganancia, aumentando la sensibilidad del oído. Este nuevo modelo del mecanismo de transducción nos indica que el conjunto formado por la membrana basilar y sus estructuras anexas forman un sistema activo, no lineal y con realimentación, y permite explicar dos fenómenos asociados al oído interno: el "tono de combinación", generado a partir de dos tonos de distinta frecuencia por un elemento no lineal que contiene un término cúbico, y las "emisiones otoacústicas", las cuales consisten en tonos generados en el oído interno en forma espontánea o estimulada, y que pueden llegar a ser audibles.
El procesamiento a nivel neural los impulsos nerviosos generados en el oído interno contienen (en forma codificada) información acerca de la amplitud y el contenido espectral de la señal sonora; estos dos parámetros están representados por la tasa de impulsos y la distribución de los mismos en las distintas fibras, respectivamente. Las fibras nerviosas aferentes llevan esta información hasta diversos lugares del cerebro. En éste se encuentran estructuras de mayor o menor complejidad, encargadas de procesar distintos aspectos de la información. Por ejemplo, en los centros "inferiores" del cerebro se recibe, procesa e intercambia información proveniente de ambos oídos, con el fin de determinar la localización de las fuentes del sonido en el plano horizontal en función de los retardos interaurales, mientras que en los centros "superiores" de la corteza existen estructuras más especializadas que responden a estímulos más complejos . La información transmitida por el nervio auditivo se utiliza finalmente para generar lo que se conoce como "sensaciones". Hasta ahora se ha visto que las distintas partes del sistema auditivo son susceptibles de ser modeladas matemáticamente, en términos de su comportamiento como sistemas físicos. Se podría por tanto pensar que el modelo perceptual ideal es aquel que simula, en términos de los procesos físicos y fisiológicos, todas las etapas del sistema auditivo, incluyendo la etapa de procesamiento neural en el cerebro. Sin embargo, la comprensión que se tiene acerca de lo que ocurre en las estructuras cerebrales es muy limitada, especialmente en lo relativo a los centros "superiores" del cerebro.
Por lo tanto, es necesario recurrir a la descripción psicoacústica de los fenómenos perceptuales y de las sensaciones.
Bibliografía:
Fisiologia-del-Sistema-Auditivo/pdf
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